La respuesta sencilla es, porque pueden y porque no hay consecuencias.
Aprendí a una temprana edad que si quería algo, tenía que hacer algo para recibirlo. No existe la siguiente noción: “Si no haces nada, puedes recibir algo”
Cuando nacen nuestros hijos es nuestra responsabilidad de cuidarlos, alimentarlos y hacer las cosas por ellos. De 0 a 5 años, nosotros hacemos todo por ellos y “Ellos no necesitan hacer nada para recibir sus necesidades”, Es nuestra responsabilidad hacerlo.
Sin embargo, llega un momento que nuestra responsabilidad es enseñar a nuestros hijos a tener la responsabilidad de hacer las cosas por sí mismo. Esto les ayudará a ser independientes de nosotros y entre más rápido mejor.
Entienda lo siguiente: Para poder obtener o recibir algo a cambio, se logra de su trabajo que haces o el servicio que das a otros. Se le llama ganarse la vida.
La pregunta es, ¿A qué edad le empezamos a enseñar este concepto a nuestros hijos y como empezamos a ensenárselos?
Este comportamiento se puede empezar a enseñar a una temprana edad, digamos de dos años a tres años de edad. Pero no termina ahí, se les sigue recordando y se les da seguimiento.
Para entender este comportamiento, piense en lo siguiente: cuando usted aprende a jugar un deporte o un juego de mesa, necesita aprender las reglas. Piense igual al estar creando y enseñando a sus hijos.
El Juego de La Enseñanza de Sus Hijos
- Enseñe reglas de casa, sociedad y de Dios a una temprana edad
- Su pareja y usted deben de estar de acuerdo y entender las reglas
- Enseñe y explique porque se aplica una consecuencias si no siguen las reglas
- Aplique consecuencias sino las siguen. No sea laxo, esto es muy importante
- De seguimiento a todo lo que hacen sus hijos desde 1 a 12 años de edad.
Una consecuencia es algo que ocurre después de que su hijo se comporta de una manera particular. Una consecuencia puede ser positiva o negativa. Tenga cuidado como la aplica.
Nosotros les enseñamos a nuestros hijos lo siguiente, “si ustedes hacen su parte, nosotros haremos nuestra mi parte” Ellos aprendieron que su parte eran sus responsabilidades y nuestra parte eran la consecuencias y recompensa cuando hacían o no hacían lo que tenían que hacer.
Cuando nuestros hijos pedían algo siempre hacíamos preguntas:
Papa, ¿Me puedes comprar un helado?
Triana, ¿Has hecho tu parte con tu mama? Si papa, “Ya sabes que si haces tú parte, tu tendrás lo que nos pides”
Tome en cuenta que una pareja necesitan estar en sintonía para no ser manipulados por sus hijos en un futuro.
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